Las características del joven coincidían con las de un reporte del Centro de Monitoreo. El cacheo dio con el arma de fuego.

Nuevamente ocurrió en el municipio uno de esos acontecimientos que son lamentables por decir poco y alarmantes por decir un poco más, ya que son episodios de cierta recurrencia y que involucran dos cosas que cualquier persona de bien querría ver siempre muy distantes: menores de edad y armas de fuego.

El menor de edad en este caso se trató de un muchacho de 17 años, residente de Lanús Oeste. El arma de fuego se trató de una réplica de revolver de color negro. Afortunadamente el joven fue detectado en su portación del ilegítimo y dañino instrumento durante un operativo de prevención de ilícitos y faltas en general, de esos típicos que realiza sistemática y responsablemente la Policía Local.

El hecho ocurrió el día miércoles 3 de enero a las 4:55 AM, es decir, bien avanzada la madrugada, aproximándose a la hora en la que los ciudadanos inician sus actividades productivas, las cuales no se parecen en nada a los menesteres del individuo sobre el cual versa este relato. Andaba el mismo deambulando por la zona de Lanús Oeste, de donde es oriundo, más específicamente en la intersección de las calles Obon y Emilio Castro, donde aconteció la aprehensión del maleante.

Como se dijo, el personal policial se encontraba en plena realización de un operativo de prevención de ilícitos y faltas en general en el área jurisdiccional de la Seccional 5ta, a la que corresponde la citada locación. Allí son alertados por el Centro de Monitoreo que las cámaras de seguridad divisaron a tres individuos que iban armados y cometiendo ilícitos.

Un breve patrullaje conduce a los efectivos hacia un individuo de características similares a las descriptas en el reporte, motivo por el cual se procede a interceptarlo para la identificación y cacheo superficial correspondientes. El mismo dio con el arma en cuestión: una réplica de revolver negro, lo que representa una posesión dañina y absolutamente ilegal cuya sola tenencia ya es de por sí una afrenta a las normas de convivencia básicas que imperan en una sociedad basada en el respeto y el cuidado mutuo.

Por estos motivos es que se trasladó al maleante a la seccional.